Mis cosas

Inicios e impulsos

Escribí en mi antiguo blog el texto que abajo reproduzco tal día como hoy, un 2 de febrero, en 2015. Hace por tanto seis años de eso y uno ya no es el mismo de hace 72 meses, qué duda cabe. El tiempo pasa en el alma y en el cuerpo. Cuántas cosas pueden suceder en 6 años, cómo no, es mucho tiempo (según se mire);  pero qué potentes sucedidos pueden ocurrir asimismo en 6 meses, en 6 días o en 6 minutos. Me ha gustado releerlo y jugar al juego de los parecidos y las diferencias: qué de mí en ese texto, qué ya no hay, qué puedo rescatar, qué retomar o modular nuevamente. Es difícil restablecer el blanco a una página emborronada o alisar el papel que se arrugó. Quizá la clave sea no ver el borrón como tal o la arruga como un problema. “Leerse a uno mismo sin saltarse páginas“. 2 de febrero, día dos de un mes dos.

“Estrenar mes como estrenar año o estrenar cuaderno de blancas páginas y satinado que rezuma olor a nuevo. En ocasiones se necesita un dígito que huela a punto de partida, a tela recién planchada y aún sin arrugar, a suelo abrillantado en este preciso instante y sin mancha que lo vulnere. La noche también es un remedo a veces de la virginidad de una situación que aún no se truncó, malogró o desperdició; su negror y su quietud, a la par que la sensación de que todos duermen y tan solo tú escuchas el silencio, te imbuyen de una calma casi monacal en la que ser bondadoso te parece irremediable, carente de mérito alguno porque es la naturaleza casi quien te lo impone . Buenas intenciones ante el inicio de ese camino que afrontas con las zapatillas limpias y la camisa bienoliente. Dejar de procrastinar, por ejemplo; resolver con más diligencia y alegría ciertos asuntos. Tomarse el tiempo, y el coraje,  para leerse a uno mismo sin saltarse páginas. Ir haciendo, seguir haciendo. En fin, que nada nuevo, pero es día 2 y lunes, y parece más fácil pensar que la camisa aún no tiene cerco que le delate, que el suelo todavía es espejo y está sin mácula y que la noche levanta el vuelo y mantiene el velo aún sin rasgar.”

El cuento de Navidad de Carmen y Vicente

En el año 2014 estaba yo inmerso en mi reto personal de escribir un pequeño texto diario en este blog, textos que agrupé bajó el título de “sucedidos positivos”. Allí relataba vivencias reales de cada una de las jornadas. Tal día como hoy, un 23 de diciembre de ese año, viví y escribí esto. Me ha venido a la memoria al llegar estas extrañas navidades en lo social, navidades no sé si “no normales” (entraríamos en el proceloso debate de definir “normalidad”) pero sí poco habituales, y en las que se escuchan quejas, protestas, descontentos, lamentos por las renuncias a realizar, desconcierto por la pérdida de contacto con la zona de confort, etc… Recuerdo a Carmen y Vicente y me conecta con un sentido íntimo de la navidad, más allá de religiones, de convenciones, de prohibiciones y sus cuestionamientos, de ruido que me aturde. Ahí va:

 

En la gran urbe ríos de gente corren en todas las direcciones respondiendo al rito y liturgia navideños, compras de última hora, despedidas entre amigos tomando la cerveza postrera del año que se va, bullicio y algarabía en calles y plazas. En un lugar extrañamente calmo de esa gran ciudad, un remanso de paz durante hora y media en medio de esa vorágine, se ofrece un concierto y al terminar un grupo de personas se acerca al camerino donde los músicos saludan a quienes se han acercado a saludarles y firman discos a quienes quieren llevarse un recuerdo de lo compartido y vivido durante ese grato espacio de tiempo.

Llega el turno de la firma a un hombre menudo, de mirada dulce y rictus muy expresivo. Cuando el músico le pregunta a quién debe dedicar el disco responde suave pero decididamente: “A Vicente y a Carmen in memoriam”. Ni al músico ni al hombre menudo les pasa desapercibido el aroma especial que estalla en las décimas de segundo posteriores y el hombre menudo, menudo hombre, aclara en seguida: “Vicente soy yo y Carmen es mi mujer,  acaba de morir hace unos días y aún sigue conmigo”.

El músico,  minúsculo ya en ese instante,  sonríe al hombre menudo y dedica y firma el disco con fidelidad absoluta a la petición recibida. Vicente menudo devuelve la sonrisa a minúsculo músico y le dice: “mañana que es nochebuena pondré este disco y será lo que escucharé con ella, ella lo escuchará allá donde esté y le va a encantar, estoy seguro, será la música de nuestra cena, lo he decidido mientras os escuchaba”.

Músico ya transparente abraza a tremendo hombre y se despiden. Afuera la ciudad sigue bullendo. Hace frío, mucho frío ahí afuera. Músico, privilegiado, sonríe a Carmen y a Vicente, allá donde estén pero, a buen seguro, juntos.

Renacer

Escribí mucho y sobre asuntos muy variados en este blog. Lo estoy recuperando, tras un cambio de imagen y diseño de la página que lo acoge (se ven ya por aquí algunos de los contenidos que albergó, otros aún no están y no sé si estarán). Este primera entrada, tras mucho tiempo, es una suerte de prueba técnica, poco más. Aún dudo de la frecuencia con que escribiré y cuales serán los jardines en que me animaré a meterme. Son tiempos complicados, momentos en los que hay demasiado barro en ciertos jardines (en lo social, en primera instancia, y lamentablemente con sus consecuencias en relaciones más cercanas a veces) y mucha necesidad de transitar “con la paz” (como dice mi madre). Así que aquí quedan estás líneas con más dudas que certezas. Sea como fuere, renace el blog. El vértigo de la página en blanco, pero también la ilusión por romper el hielo.

Sucedido positivo del día: 28 diciembre 2014 – Bromas aparte

Al celebrarse hoy el día de los Santos Inocentes, la conmemoración del cristianismo recordando la matanza de niños menores de dos años nacidos en Belén y ordenada por Herodes para eliminar a Jesús de Nazaret, se me ha producido una asociación de ideas en forma de recuerdo reciente: hace pocos días compartí charla con quienes hablaban de un autor y de un libro, Daniel Sueiro y su valiente trabajo titulado “La pena de muerte: ceremonial, historia, procedimientos“.  Publicado en España en 1974 (un año antes de la muerte del dictador Franco) se trata, según leo por ahí, de “una obra estremecedora, plena de detalles y significación política, hoy difícilmente encontrable, sobre la historia del garrote vil en España y sus últimos verdugos, tema que ya se asomó al cine español tardofranquista en “El verdugo”, de Luis García Berlanga, y “Queridísimos verdugos”, de Basilio Martín Patino“.

En España, cabe recordar por otra parte,  tal día como hoy se celebra a base de declararse una “barra libre” de bromas en forma de, si se me permite la definición, pequeños engaños, faenas u equívocos pensados y diseñados con el fin de provocar, finalmente, solaz tanto al que la urde y ejecuta como al que la recibe y padece. Día, por tanto, en el que uno tiene la oportunidad de fotografiarse y de fotografiar a los demás ya que considero que es el ejercicio del humor, en general, y el de la “broma con estrategia”, en particular,  espacio inigualable en el que uno puede demostrar calidad, calidez e inteligencia o todo lo contrario.

Digo todo esto porque uniendo los conceptos de “muerte” y “broma” solemos decir que algunas chanzas nos matan de risa y ante otras, menos agradables y afortunadas y tras recibir la sorpresa supuestamente jocosa, juramos que mataríamos a quien la ha pergeñado (¿quién no ha presenciado o sufrido alguna de dudoso gusto o indudable zafiedad?).

Bromas aparte diría que siempre es pronto para morir (o eso siente uno al menos a día de hoy y en su actual situación) aunque sólo fuese por la cantidad de libros que uno quisiera no dejar sin leer. Lo confieso, no he leído nada de Daniel Sueiro y por eso dejo anotado este sucedido en el día de hoy, este bloc de notas que me recuerda lo bueno que he vivido y lo bueno que está por vivir.

Mediterráneo: Serrat en la encrucijada

Traigo noticia de la edición de un nuevo libro. El escritor Luis García Gil ha publicado un trabajo en torno a la canción “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat. Dice el texto promocional de esta nueva publicación: “Este libro reconstruye la gestación de “Mediterráneo”, de Serrat, uno de los grandes álbumes de la historia del pop español, aportando datos desconocidos y toda la información conocida alrededor de la composición y grabación. Incluye la opinión de un buen número de músicos y periodistas“. Pues bien, tengo el honor de ser uno de esos músicos a los que se les ha pedido colaboración a la hora de hablar y glosar tamaña composición y, de manera inevitable y lógicamente, a su celebrado autor. Gracias, Luis, por la preciosa oportunidad.

Con autorización y el beneplácito de García Gil ofrezco aquí reproducido, al pie de estas líneas, lo que he aportado a ese a buen seguro precioso trabajo. El libro está a la venta de manera exclusiva en este enlace: Clic aquí para comprar el libro.

Mis sentimientos, reflexiones y jugueteos en torno a Mediterráneo

En el verano de 1971 yo tenía nueve años y Joan Manuel Serrat veintisiete. Ese agosto el 71, por tanto, nos llevábamos dieciocho años, lo que viene a ser una mayoría de edad. Por esas fechas, parece ser, él estaba empezando a componer las canciones de su cuarto álbum en castellano, el titulado Mediterráneo y yo, imagino, arrastraba como podía mis pantalones cortos por el pueblo en que nació mi padre, Araia, en Álava, lugar en que todos los veranos pasábamos un mes en familia. Ese disco de Serrat tuvo una repercusión inusitada en el panorama de la música nacional, y mis pantalones cortos corriendo por Araia la tuvieron, crucial, en mi vida personal.

Asocio la escucha de esa espectacular colección de canciones con mis estancias estivales en Araia, con los afectos que allí cultivé y con los paisajes físicos y humanos que tanto me aportaron. Fueron muchas las horas en que esa cinta de casete sonó en el aparato Philips e infinitas las veces en que al comenzar a sonar la cara “A” contenía un poco la respiración y aguzaba el oído: el disco se abría con Mediterráneo y esa afilada y misteriosa nota mi, muy aguda, acompañada en seguida de una percusión muy subdividida que no acertaba a adivinar si eran unas pequeñas maracas o el “charles” de una batería, suponían el hipnótico inicio de una nueva sesión de escucha, la enésima, de diez pequeñas e inmensas obras maestras.

El álbum Mediterráneo y la canción que le da nombre fueron parte de mi mayoría de edad personal y musical. La melodía, ritmo, acordes, arreglo y texto de la emblemática canción constituyeron para mí una clase magistral que se me ofrecía en pequeñas dosis: aquellas que configuraban cada una de las mil escuchas, y a través de las cuales iba comprendiendo, poco a poco, el sentido de cada elemento, el significado de cada palabra, la intención de cada frase, el cómo y el por qué de cada giro del bajo o cada quiebro de la batería.

He hecho de Mediterráneo parte irrenunciable de mi repertorio. Sí, de acuerdo, podría decirse que a quienes amamos el jazz, una pieza así, que evoca tanto el color rítmico del mítico Take five de Brubeck, nos fascina desde esa frescura y viveza rítmicas. No tengo la menor idea de si el 6/4 de Mediterráneo produce el mismo gozo que el 5/4 de Take five pero me he bañado muchas más veces a la orillas de aquel mar, el de Joan Manuel, y cuando la toco resuena en mis dedos el poema; y cuando leo el poema las lágrimas son corcheas que se derraman desde el compás de mis ojos y me las seco con un papel pautado en el que nadie ha osado poner aún el calderón final.

Cierto es que Serrat la estrenó cantándola con ímpetu juvenil y con el metrónomo marcando una velocidad unos “100 la blanca”, cuando ahora la pone en los escenarios desde la elegancia y la serenidad de unos 80 u 85 para ese mismo valor. A la tonalidad ha sido fiel, eso sí, y el “la menor” sigue siendo adecuado cobijo y registro para las evoluciones de un Joan Manuel que -como buen anfitrión-, cuando alguien se le acerca a compartirla, no tiene problema en, por ejemplo, acercarla al “mi menor” en que aborda sus estrofas Ana Belén o al ajustado “do menor” que elige y prefiere Lolita para ese hermoso dúo en la Antología desordenada.

He gozado, gozo y quiero seguir gozando con Mediterráneo. Por tanto, y como en sonidos soy más ducho que en palabras, me animo a cometer la impostura de meterme en un jardín que me es ajeno. Dejo aquí la letra que he creado sobre la melodía de Mediterráneo como guiño al juego, vértigo, despertar y aprendizaje que me supuso conocerla en tierna edad. Me meto donde no me llaman, Joan Manuel, porque yo tampoco te llamé y mira la que liaste: no puedo ni quiero sacar de mi carpeta vital la partitura de Mediterráneo. La tocaré hasta que toque empujar al mar mi barca y aún más allá, estoy seguro.

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Recuerdo que en mi niñez
lo escuchaba yo en Araia,
ese disco, -¡vaya caña!-
en casa de Salvador
se ponía con fervor,
y con volumen, con tralla;
en la comida, en la cena;
en la alegría y la pena.

Yo, que en la piel tengo el sabor
bien dulce del canto eterno,
de ese artista por los pueblos
cantando de norte a sur,
con más etapas que el Tour,
sea verano o invierno.
¡Qué alegría, qué hermosura!
Le admiramos con locura.

No sabe de versos cojos,
en sus letras no hay despojos
y musica con gran tino.
Desde su disco primero
mejoró como el buen vino
y a mí se me ve el plumero.
¡Qué le voy a hacer, si yo
flipo con Mediterráneo!

Es que tío, ¿de qué vas?,
¡las metáforas que empleas!:
“perfumadita de brea”
al hablar de esa mujer,
lo tuyo es ya de romper,
tanto arte que cabrea,
que enamora y que nos tiene
en tu calor aunque queme, ay…,

Si un día para mi mal
viene a buscarte la parca,
habrás dejado tal marca
en mi historia personal
que mira, y que ni tan mal
tocaré en mis teclas blancas
tu canción, como ya suelo;
me servirá de consuelo.

Qué difícil rima monte,
tan sólo encuentro bisonte,
necesito alguna pista.
Retorno ya a mi camino,
son las teclas mi destino
pues lo mío es ser pianista.
Gracias, Serrat, porque yo…
flipo con Mediterráneo,
disfruto Mediterráneo,
toco tu Mediterráneo.

© Iñaki Salvador

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Sucedido positivo del día: 29 diciembre 2014 – Playa del Alma

Me llega, finalizando el día, aviso a través de un conocido de la existencia de un vídeo colgado hace cuatro días en Youtube que recoge uno de los temas que grabé en formato de dúo de pianos como invitado en el disco de mi ex-alumno y sin embargo amigo Rafa Santana. Ha sido una sorpresa agradable recordar aquella invitación y grabación, y escucharlo una sonrisa permanente. Este es el vídeo cuyo contenido esencial es el audio del precioso tema compuesto por el propio Rafa:

Y como las desgracias nunca vienen solas, pero tampoco las alegrías, una cosa lleva a la otra y he recordado el sencillo y bonito vídeo que con motivo a aquella grabación de los dos temas en dúo con que colaboré en ese disco realizaron unos buenos amigos de Rafa. Y aquí está, muestra deliciosamente lo bien que nos lo pasamos. Gracias, Rafa, haciendo balance ahora que un año se nos escapa de las manos puedo decir que esta colaboración que hicimos en 2013 es una de las cosas más bonitas que me ha seguido pasando en 2014, su recuerdo sigue vivo y las risas y complicidad que compartimos ayudan a construir, estate seguro, las que hoy pueda seguir disfrutando.

Sucedido positivo del día: 27 diciembre 2014 – Los acordes que has pagado por oír

Un buen amigo nos ha hecho hoy partícipes de la siguiente sugerente y evocadora  cita a unos cuantos amigos más:

” Yo  asocio la música con el optimismo. Tuve una instantánea sensación de camaradería cuando leí que uno de los placeres de Isaiah Berlin  en su vejez era reservar entradas para conciertos con meses de antelación. Comprar la entrada en cierto modo garantiza que escucharás la música , prolonga tu vida hasta que se apaga el último eco de los acordes finales que has pagado por oír.

El texto está extraído del libro “Nada que temer” del británico Julian Barnes.

Resulta que el politólogo ahí citado, Iasiah Berlin,  está considerado el padre de la distinción entre los conceptos de “libertad positiva” y “libertad negativa” (teoría recogida en su más famoso artículo, el titulado, precisamente, “Two concepts of liberty“).

Me ha dado por pensar que el amigo Iasiah cuando realizaba el aparentemente sencillo gesto de comprar la entrada para un concierto estaba realmente librando en su interior una despiadada batalla entre su libertad positiva y su libertad negativa; el combate entre la capacidad de un individuo “de ser dueño de su voluntad, y de controlar y determinar sus propias acciones y su destino”  y la libertad cuyos límites vienen marcados por “la ausencia de coacción externa al individuo que desee realizar un curso de acción determinado“.  La libertad positiva la encarnaría su decisión de comprar la entrada y el único arma contra el concepto de libertad negativa…, el optimismo: confiar en que uno, realmente, llegará a poder oír “el último eco de los acordes finales que ha pagado por oír“.

Dedico este sucedido de hoy con todo mi cariño y calor, precisamente, a otro buen amigo (y suscriptor de este blog) que se ha despedido hoy de su padre.

Sucedido positivo del día: 25 diciembre 2014 – Allen, Chaplin y Bogart

He visto la nueva película de Woody Allen, “Magia a la luz de la luna”. No tengo vocación de crítico ni preparación suficiente en torno a la materia como para atreverme a emitir juicio alguno. Si sumo a todo ello que soy “fan” de Allen pues está casi todo dicho: un muy grato rato frente a una pantalla al que no le voy a poner calificación alguna. Curioso, sí, ver un día de navidad una reflexión sobre lo racional versus lo mágico y firmada por un agnóstico declarado y convencido.

Y una curiosidad más: Charles Chaplin falleció en Suiza un 25 de diciembre, en concreto el del año 1977 (no pocos estudiosos relacionan tanto la biografía personal como la artística de ambos realizadores).

Y otra efeméride que conecta el día de navidad y el cine: en 1899 tal día como hoy nacía Humphrey Bogart (inolvidable la película “Sueños de un seductor” de Allen, cuyo título original fue “Play It Again, Sam” y con la figura de Bogart rondando el guión).

Casualidades, conexiones fortuitas, simples efemérides sin mayor relevancia, quizá, pero el día de navidad me daba hoy, tirando de un hilo y otro, la buena nueva de tres grandes que conectan, numerologías aparte.

Sucedido positivo del día: 26 diciembre 2014 – Para morirse, lo que hay que Uber

Hoy la cosa va de aplicaciones para teléfonos móviles y tabletas. En menos de 10 minutos te puedes quedar exhausto y con la boca abierta a base de recibir informaciones en torno a tan aparentemente trivial asunto. Sé que estamos bastante acostumbrados a que haya programitas gratis que nos ayuden a tareas tan diversas como lavarse los dientes con detector de caries en zona wifi o a preveer maremotos devastadores en zonas de interior. Pero nunca puede uno darse por docto en materia tan evanescente y lo digo en el sentido de que las cosas van muy rápido y unas aplicaciones se evaporan hoy y otras eclosionan mañana.

Parece ser que los jueces en España han decretado hoy el cierre inmediato de Uber, una aplicación que facilitaba el contacto entre particulares que deseasen ofrecer su coche como sustitutivo del transporte público. El sistema hacía evidente daño al sector del taxi y la pelea judicial se salda, al menos de momento, con el cierre cautelar de la aplicación.

Screenshot_2014-12-26-21-50-52En fin, que este asunto referido al transporte de seres vivos del tipo humano “vulgaris” me tenía medianamente entretenido cuando a causa de una carambola informática de esas que te zarandea de un lado a otro la navegación me ha puesto ante algo que no soy capaz aún de calificar y me limito a exponer. Es una aplicación referida a una empresa dedicada al transporte de seres recientemente no vivos: una funeraria. Resulta que una empresa vasca, con cuatro décadas a sus espaldas en el negocio de la gestión de todo lo que rodea a nuestro último viaje (al menos en esta dimensión) ha puesto en marcha una aplicación que además de facilitarte a golpe de clic el listado de los tanatorios más cercanos, las últimas esquelas y otros datos mortuorios de interés te ofrece el “divertido y adictivo juego Zombibask” (sic), algo así como los muertos vivientes vascos. Ahí lo dejo.

Screenshot_2014-12-26-21-53-31Un querido amigo me daba noticia hoy de una aplicación que sirve para ensayar cada uno en su casa las marchas de la próxima tamborrada de San Sebastián y no me ha impresionado nada. En fin, que si me lo cuenta otro día me hubiera dejado muerto…

Sucedido positivo del día: 24 diciembre 2014 – Carta de ajuste

Estamos de acuerdo en que las redacciones de los periódicos quedan desiertas la tarde y noche de un 24 de diciembre, ¿no? Lo más ocurrente que las televisiones ofrecen es la anacrónica aparición de un rey hablando a sus súbditos. Los bares cierran a las ocho de la tarde y si necesitas un taxi después de las nueve resulta que todos están repostando paz y amor. Acepto el colapso generalizado a causa de que “feliz navidad” hoy sustituye al “gracias, hasta otro rato”. Pues bien, este blog, que no tiene ni compromiso ni vocación de servicio público, se apunta, porque él lo vale, a la atonía laboral y la hipotensión profesional generalizada del día en curso. Plantamos la mítica carta de ajuste (que, por cierto, mejor harían en usar las televisiones como en otra época para pasar la noche en vez de vomitarnos programas de apuestas o minutos musicales casi “gore”), y nos quedamos más anchos que largos. Devolvemos la conexión a nuestros estudios centrales y sanseacabó. Feliz hasta otro rato.